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Derrochando el encanto que la ha caracterizado durante toda su trayectoria, se reencuentra con su pasión por el cine -tanto como protagonista como cineasta-, haciendo lo que le gusta y cómo le gusta.
Después de un largo receso, en el que incluso se planteó renunciar a su carrera, la diva retorna con una mirada madura y realista. Por estas semanas ha estado abocada a la promoción de “María” (2024), motivo por el cual deslumbró en la alfombra roja del pasado Festival de Venecia, así como pronto presentará el drama biográfico también en el Festival de Cine de Nueva York y, luego, en el Festival de Cine de Londres. Por si esto fuera poco, estuvo hace pocos días en el Festival de Cine de Toronto, mostrando su último trabajo como realizadora, “Without blood” (2024). Esto compensa sus casi 4 años lejos de las luces, debido al rechazo creciente que le provoca la superficialidad que rodea a Hollywood: “No me he sentido yo misma en la última década. Quizá ya no sea la misma y no pertenezca más aquí”, ha reflexionado.
Hija del actor ganador del Óscar Jon Voight y de Marcheline Bertrand, Angelina Jolie Voight nació el 4 de junio de 1975, en Los Ángeles, California. De ascendencia alemana, checoslovaca y franco-canadiense, la niña y su hermano James vivieron su infancia entre California y Nueva York, luego del divorcio de sus padres en 1976. Con una marcada inestabilidad emocional, a los 8 años se autolesionaba para controlar la ansiedad que padecía. A los 11 ingresó al Lee Strasberg Theater Institute para estudiar actuación, en tanto que soñaba con ser dueña de una funeraria, por una obsesión que desarrolló por la muerte. En su adolescencia era agresiva, le pegaba a sus compañeros de colegio y a sus amigos cercanos. Siempre arisca, disfrutaba castigando a sus progenitores por la familia disfuncional en la que creció. A los 15 años cuenta que estuvo a punto de contratar a un sicario para que la matara. Desistió por miedo. Llegó a la mayoría de edad entre desórdenes alimenticios, pánico social y el uso de todo tipo de drogas. Ya en sus 20 estudió Cine y Guion en la Universidad de Nueva York. En el 2002 renunció a su apellido Voight, para alejarse de la sombra de su papá y ser legalmente Angelina Jolie, usando como apellido el que realmente era su segundo nombre.
NACE UNA ESTRELLA
No deja de ser verdad que su belleza le ayudó a entrar a escena. Con más de 14 tatuajes en su cuerpo, ojos grandes y azules, labios gruesos y rasgos exóticos, era la candidata perfecta en los castings a los que asistía. Este mismo atractivo le jugaría en contra al tener que probar que no solo era un sex symbol, sino que poseía talento.
Su debut fue en la cinta “Hackers” (1995), donde conoció a quien sería su primer esposo: Jonny Miller. Aunque el rol que la catapultó como una revelación fue el que realizó en “Inocencia interrumpida” (1999), con el que no solo opacó a la protagonista, Winona Ryder, sino que también se hizo merecedora de un Óscar como actriz secundaria.
Por esos años coleccionaba cuchillos y navajas, con los que hacía trucos en uno que otro programa de televisión. Protagonizó “Lara Croft: Tomb raider” (2001), confirmándose como una de las mujeres más atractivas y codiciadas del celuloide. Trabajó bajo las órdenes de Robert De Niro, en “El buen pastor” (2006), y de Clint Eastwood, en “El intercambio” (2008), papel por el cual fue nominada al premio de la Academia como actriz protagónica. Con “En la tierra de sangre y miel” (2012) e “Inquebrantable” (2014) comenzó su faceta como directora. Después brilló en “Maléfica” (2014), no obstante, su perfomance en “Eternals” (2021) marcó el principio de su desconexión con la industria.
CAMINO AL ÓSCAR
En 1995 se casó con Jonny Miller. El 2000 volvió al altar, ahora con Billy Bob Thornton, con quien había coincidido en la filmación de “Fuera de control” (1999). La exuberante artista tuvo un affaire con la modelo Jenny Shimizu, reconociendo su bisexualidad en 1996, para renegar de esta inclinación, una década después, al enamorarse de su colega Brad Pitt, con quien compartió en el plató de “El Sr. y la Sra. Smith” (2005). Con el rubio estuvo en una relación desde el 2006, convirtiéndose en la pareja más mediática de Hollywood. Formaron una familia con 6 hijos (3 adoptados y 3 biológicos), uniéndose en matrimonio el 2014. No obstante, Angelina pidió el divorcio 2 años después, entre conflictos varios entre ambas celebridades que duran hasta hoy. Desde ahí no ha presentado nuevo pretendiente oficial, aunque se le han colgado varios galanes, entre ellos, el irlandés Paul Mescal (“Gladiador 2”).
La diva de 49 años ha cambiado mucho desde sus días de chica ruda y controversial. Ahora es una madre preocupada y cariñosa. Para Angelina, sus hijos son sus mejores amigos y quienes han sido parte fundamental del trabajo humanitario que realiza desde el 2003, en las zonas más vulnerables del planeta, siendo Enviada Especial de la Organización de las Naciones Unidas hasta el 2022. En el Festival de Cine de Toronto se le concedió el Premio Impact Media, por su aporte social y cultural como cineasta: “Ver cómo la realidad empeora cada día más, me hace sentir parte del fracaso del sistema; me siento frustrada”.
Muchos ya la ven como segura candidata a la estatuilla dorada por su reto estelar en “María”, drama biográfico dirigido por el chileno Pablo Larraín, inspirado en la vida de la desaparecida soprano Maria Callas. Personificar a la legendaria cantante de ópera la sumergió en un viaje de sensibilidad: “Fue celebrada como una de las artistas más maravillosas, pero al mismo tiempo, le arrojaron comida a su cara, insultándola e inventando cuentos. Se debe haber sentido muy sola”, declaró a la prensa en Venecia, casi como si se refiera a sí misma. Tranquila y satisfecha de lo que está cosechando en esta nueva etapa, Angelina aspira a encontrar su destino, en un equilibrio donde calcen a la perfección la familia, el cine y su trabajo humanitario.
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